Museos sin tregua, de lunes a domingo, abren salas inesperadas que salen de la dimensión del calor llevándonos a un tipo de conocimiento y goce en la creación. El Campus Cultural invita a ello, junto a la ribera de Isla Teja y en el entorno del puente Pedro de Valdivia, mantiene exposiciones temporales y permanentes en los museos de Arte Contemporáneo, Histórico y Antropológico Mauricio Van de Maele y de la Exploración R.A. Philippi. Un entorno además en que la sorpresa de un libro, un café, un objeto artístico, llegan a tus manos sin previo aviso. En las salas podrás sumergirte en obras inéditas o mundiales como Werkén en el Museo de Arte Contemporáneo.
Las exposiciones son un espacio para una charla directa sobre la obra, las encontrarás también en el Edificio Emilio Pugín en el Campus Isla Teja o en el Taller de Esculturas Guillermo Franco que se ha instalado en la Casa Luis Oyarzún. A propósito, no es posible pasear por el centro de Valdivia sin visitar la Casa que alberga no sólo exposiciones y gabinetes de trabajo de la Dirección de Vinculación con el Medio, sino una historia más que centenaria de maderas nobles abrazadas en perfecta reverencia hacia quienes la visitan en calle Yungay 800. El secreto es que si la visita es en día domingo desde las 9:30 hrs. te encuentras con una feria de antigüedades en plena calle Yerbas Buenas junto al Torreón Los Canelos. Sólo para la astucia del turismo informado.
Las horas de la tarde pueden ser para un Jardín Botánico único en Chile, 62 años de minuciosa atención a lo invisible redundan en una explosión de vida natural en pleno Campus Isla Teja que en esta ocasión te dejará mirando hacia arriba entre epífitas y trepadoras. Siempre hay un tesoro que encontrar en el Jardín Botánico.
Si es una familia, que no sea un límite tu edad para los talleres que se mueven por todos los lugares y momentos de esta experiencia en la otra UACh. Desde la ilustración botánica hasta la interpretación artística, el catálogo tiene el detalle y sólo basta seguir las pisadas de los fundadores.
Los galpones fundantes del 54 cobran vida en las tardes de verano en la UACh, la ciudad sumergida los mira a contraluz desde el paseo crepuscular de costaneras temporales que dibujan una Universidad allá, un río en cada paso, un puente o un muelle que acerca colores y sabores a la épica de siempre. La invitación es simplemente a vivir aquí un recodo de la vida como les fue concedido a tantas multitudes que vienen y vendrán.